martes, 10 de enero de 2012

Son niños....



El mensaje:


¿deben existir seres abandonados o se debe evitar esta injusticia?
 "Niños jugando a soldados mirando hacia el cielo y el arma en las manos":
la guerra que trae atraso.
 Estos seres abandonados son como los niños perdidos, disminuidos por la sociedad, aniquilados por su rápido crecimiento, y aprendizaje, y sin ninguna educación que recibir. 

miércoles, 4 de enero de 2012

"Sin educación, no podemos ver más allá de nosotros mismos y nuestro estrecho entorno y comprender la realidad de la interdependencia mundial. Sin educación, no podemos comprender cómo las personas de otras razas y religiones comparten nuestros mismos sueños y esperanzas. Sin educación, no podemos reconocer la universalidad de los objetivos y las aspiraciones humanos."


                                                                              


                                   Sr. Kofi Annan , Secretario General de las Naciones Unidas

martes, 3 de enero de 2012

EDUCAR A JÓVENES EN VALORES MORALES

El papa Benedicto XVI, en su discurso de Año Nuevo pronunciado el domingo, insistió en la necesidad de educar en valores morales a los jóvenes, quienes se convertirán en los “constructores de la paz”.



Durante la tradicional misa de Año Nuevo, el Papa llamó a los líderes religiosos y educativos del mundo a contrarrestar la “cultura del relativismo” educando a las jóvenes generaciones “en la paz y la justicia”. 
El pontífice resalto: Se trata, sobre todo,  de ayudar a los más pequeños a “desarrollar una personalidad que una un profundo sentimiento de la justicia con respecto al otro, a la capacidad de afrontar los conflictos sin autoritarismo, a la fuerza interior de mostrar el bien, incluso aunque esto cueste sacrificios, al perdón y a la reconciliación”.


jueves, 29 de diciembre de 2011

La ciudad que educa

Utilizamos el término “ciudad” para designar cualquier población o municipio donde se establecen vivencias y relaciones de comunicación que conforman el quehacer humano. 
Hoy los núcleos urbanos son cada vez mayores y se hacen día a día más complejos. Es por ello que dependerá básicamente de la ciudadanía el construir ciudades más amables para la convivencia si no queremos que estos espacios se conviertan en territorios marginadores y deshumanizados.
La ciudad o municipio que educa será aquella que logre convertir sus calles, sus plazas, sus propias instituciones, etc., en lugares y momentos de aprendizaje permanente. Un municipio no solamente debe prestaratención a sus tareas tradicionales (economía, servicios, funciones sociales y políticas, etc.) sino que tendrá que contar con la participación y protagonismo de
todos para alcanzar una verdadera ciudadanía. Las ciudades no pueden crecer ni construirse ni gobernarse al margen de la gente que vive en ellas. Se trata sencillamente de propiciar el ejercicio de la
democracia, de favorecer la participación de la población en la gestión de la vida pública, de permitir la reflexión. La ciudad tiene que disponer de los
instrumentos necesarios que favorezcan esa colaboración. 
Así lo han entendido, afortunadamente, cientos de ciudades de todos los continentes que firmaron en Barcelona, en 1990, la Carta de Ciudades
Educadoras. (www.edcities.bcn.es)

La ciudad que educa atiende a las necesidades de todos y tiene como objetivos posibilitar a sus ciudadanos una vida saludable, acceso al trabajo, a la educación, a la cultura, a los valores democráticos. La corresponsabilidad será un instrumento esencial en esta tarea. 
Porque la ciudad somos cada uno de los que vivimos en ella, que la paseamos,
que la aprendemos, que la enseñamos, que la soñamos, que la queremos. 
Debemos construir una ciudad abierta, con futuro, libre, activa, que permita vivirla como si de una aventura se tratara; convertir la calle no sólo en el lugar por el que se circula para ir a alguna parte (función de paso) sino convertirla en lugar para estar, para pararse, para sentir (función de existencia).
Porque el aire de la ciudad nos hace libres (creencia medieval). La ciudad que se vive, que se recuerda, que se proyecta es una ciudad real. La ciudad sólo
realiza sus potencialidades si es accesible. 
Vivimos un tiempo donde los movimientos sociales han perdido protagonismo. Las urbes crecen desmedidamente, se vuelven peligrosas; los espacios se
han perdido para la convivencia, la noche en la ciudad es muy oscura. Los problemas se vuelven contra los gobernantes y a éstos les falta muchas veces la voluntad política de abrir momentos para la negociación y estimular la reapropiación de las ciudades por parte de sus ciudadanos.
Sin duda, se necesita de una pedagogía de la ciudad. Todos cumplimos un papel.

Paulo Freire decía que el primer libro de lectura es el mundo. Para aprender de la ciudad, para avanzar con la ciudad, necesitamos leer y vivir el mundo. Todo lo que ocurre en ella es motivo de reflexión, de riqueza, de conocimiento de las diferencias, del intercambio, de la experiencia. Porque en la ciudad que educa, el ciudadano camina sin miedo, reconoce los espacios como suyos y participa de su creación y desarrollo.
La ciudad educadora considera al medio urbano como  entorno (aprender en la ciudad),  agente (aprender de la ciudad) y contenido (aprender la ciudad) de la educación.
La ciudad educadora acoge e interrelaciona procesos educativos formales (escuela, universidad...), no formales (educación en el tiempo libre) e informales (espectáculos, publicidad, etc.) donde el contexto urbano sirve de marco de estos tres modos de educación.
La ciudad educadora afirma su carácter abierto porque interacciona y se prolonga en otros sistemas como el medio rural, en otras ciudades, en la dimensión europea, etc.). La ciudad educadora resalta su carácter dinámico y evolutivo siend ocapaz de modificar su funcionamiento y estructura para ir optimizando su capacidad educativa.

La ciudad que educa presta especial atención a los niños. Hoy los núcleos de población dejan pocos espacios para ellos. Si la ciudad es buena para ellos,también lo será para los adultos. Tonucci propone que para cada intervención de la ciudad, bajemos los ojos y miremos desde la altura de los niños para ver si todo está bien… (La ciudad de los niños. Francesco
Tonucci. Madrid 1997. Fundación Germán Sánchez Ruipérez).

Hoy la escuela no puede dar solución a todas las demandas que la sociedad exige, aunque también cumple su papel. En esta línea de trabajo, la escuela
deberá incorporar a sus funciones el de ser una institución de animación cultural y de intervención ciudadana. Los nuevos cambios sociales, los retos de la sociedad de la información y la comunicación, la inmigración, la diversidad, el empleo, la formación para toda la vida, etc. son necesidades que deben encontrar respuesta entre todos los agentes que viven e intervienen en la ciudad. La tarea de educar es compartida y ahí reside su  fuerza. El desafío consiste en juntar todos los recursos y ponerlos al servicio de la propia ciudad y de sus ciudadanos. Porque la más auténtica razón de ser de una ciudad es crear y recrear el diálogo público.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Ocurrencias cargadas de conocimiento

¿Cuántas veces algunos de sus hijos/as y/o alumnos/as, en algún momento de la vida, no le ha llamado especialmente la atención diciendo alguna ocurrencia? 
En ese momento usted piensa, ¿dónde habrá aprendido eso? O por el contrario ¿quién le habrá enseñado algo así?, pensando, una a una, en la cara de los maestros/as que han pasado por su vida. Ha podido ser simplemente un gesto, un comentario, una acción… pero que a usted quizá le ha dejado  en evidencia delante de alguien, o ha tenido que salir del paso diciendo la típica frase de “son cosas de niños”… Y es que no somos conscientes de que nuestros alumnos/as no sólo aprenden en la escuela y en la familia; no, el círculo no se reduce “sólo” a esos espacios o a esas personas. Ellos pasan también mucho tiempo viendo la televisión, acompañados de amigos, a veces de edades diferentes a ellos, en sitios muy dispares según la clase de familia donde crezca, chateando, viendo páginas web en Internet, etc.

La escuela se ha quedado reducida al aprendizaje de conocimientos,  cada vez más es sólo una academia. Los alumnos/as escuchan nuestras explicaciones a veces  con interés, otras con ignorancia y, las menos, con curiosidad. Pero fuera de la escuela, los niños/as sí tienen curiosidad. Curiosidad por ver, por experimentar, por conocer, por sentir… y eso les crea aprendizajes llamados “no formales”. Nadie los planifica, ni los organiza, ni tienen un claro currículum donde encontrar los objetivos mínimos. Y es en esas situaciones o con esas “otras personas” cómo nuestros hijos/as y/o alumnos/as, aprenden lo que al principio les comentaba, esas ocurrencias, conocimientos y/o características que no conocíamos de ellos/as.

En mi opinión, la importancia principal de la Educación no formal radica en que se está dando continuamente, es decir, de manera diaria, casi inapreciable por quien la recibe y que se adquiere sin ningún esfuerzo, sin tener que “estudiar” para aprenderla.  Y sin el menor esfuerzo, está entrando en nuestros alumnos/as y les está inculcando valores, creencias, a veces semejantes pero otras contrarias a las que nosotros nos esforzamos por enseñarles, formas de pensar y de actuar. Pero, ¿qué hay qué hacer? ¿Cómo se controla lo que aprenden los niños/as, que se dice “son como esponjas”, cuando no están con sus padres o con los maestros? Fácil respuesta; sí, sí, fácil  porque no se puede controlar. No podemos estar todo el día en compañía de nuestros hijos/as o alumnos/as, sólo podemos controlar el tiempo que pasan en el Centro escolar o dentro de la casa familiar y en ocasiones con quién se encuentran, que páginas frecuentan en Internet o si los programas que ven en la televisión están adecuados a su edad.

Pero no quiero ser negativa, en absoluto. Todo no se puede enseñar en la escuela y no sería justo que ellos sólo aprendieran en ese reducido espacio, y en ese reducido tiempo. A veces “la experiencia da títulos”, es decir, también es positivo que los niños/as conozcan, sientan, experimenten por sí mismos, porque eso les llevará a saber elegir y a tomar decisiones a lo largo de la vida.


La educación como derecho


  • El derecho a la educación responde a la propia naturaleza humana, ya que esta no llegará a su plenitud si no desarrolla cada una de las facultades propias del hombre. La educación no puede circunscribirse a una sola etapa de la vida, sino que deberá estar presente a lo largo de toda la existencia humana.

  • La educación es la base de la libertad de opción, se constituye en un elemento imprescindible e indispensable para el ejercicio de autonomía individual. Mediante la educación y la formación el hombre va adquiriendo unos conocimientos que le van a permitir valorar el sentido de los intereses propios y como hacerlos realizables.

  • Todas las personas tienen derecho a  la educación. Esto implica el derecho que el individuo tiene a desarrollar todas sus posibilidades y la obligación de la sociedad de transformar esas posibilidades en relaciones efectivas y útiles.